Taboga: una encantadora y mágica isla. Historia y tradición

Desde los tiempos en que Vasco Núñez de Balboa descubrió el Mar del Sur, luego de una intensa expedición, la Historia Universal cambió para siempre. Taboga, una pequeña isla ubicada en el Océano Pacífico junto a otras islas que en su conjunto forman el Archipiélago de la Perlas, adquirió gran importancia como punto estratégico para el desarrollo del comercio marítimo internacional. Por ser Panamá una pequeña franja de tierra en comparación con las demás regiones estudiadas, en la búsqueda de una ruta que uniera los Océanos Atlántico y Pacífico, fue el Istmo de Panamá un punto clave, pero así mismo, colocó a esta pequeña franja de tierra y a sus islas en la mira de los piratas y corsarios que buscaban riquezas y gloria. ¿Y cuál fue la importancia de Taboga? Nada más y nada menos que por ser una isla que reune condiciones favorables como agua potable y de calidad, su cercanía a las costas panameñas y la bondad de su tierra fértil, capaz de proveer jugosas frutas que además favorecía el cultivo de otras plantas. A pocos metros de Taboga y unido a ella por un extenso banco de arena que se sepulta bajo el agua cuando sube la marea, se encuentra un pequeño islote hoy conocido como El Morro, mudo testigo de una historia fascinante por la cantidad de relatos que pueden contarse. La bondad del clima de ambas islas motivó a instalar allí primero un poblado y luego, con el desarrollo del comercio marítimo, se edificaron hoteles y restaurantes, incluso se destinó una parte de El Morro para cementerio. Además, en El Morro se establecieron compañías fabricantes de barcos y en su astillero reparaban y daban mantenimiento a los buques. Tanto en El Morro como en Taboga hay vestigios de aquel pasado, reveladores de su historia y de su olvido: anclas, restos de navíos, una inmensa rueda de hierro, cañones que algún momento bombardearon ciudades costeras, las placas del cementerio en El Morro y hasta restos cerámicos delatores de un pasado prehispánico. Taboga es la cuna de escritores muy queridos como Jorge Conte Porras y Rogelio Sinán, famosa e inmortalizada en las pinturas de Roberto Lewis, quien fascinado por los tamarindos de esta paradisíaca isla plasmó en hermosos lienzos unos paisajes de sutil belleza que adornan hoy día el Salón de los Tamarindos en la Presidencia de la República, también se le atribuye la concepción de Santa Rosa de Lima que de no haber sido porque sus padres se mudaron al Perú, hubiera sido Santa Rosa de Taboga, tan querida que hasta una calle lleva su nombre. Isla de las Flores, Refugio de Vida Silvestre y Patrimonio Histórico son atributos que deberían caracterizar a este hermoso paraje de la naturaleza que caprichosamente moldeó costas de roca que revelan su origen volcánico. La arquitectura que caracteriza a su encantador pueblo dejan entrever una lenta evolución de lo colonial a lo moderno, y da la impresión que se detuvo en el tiempo. Las calles empinadas hacia la cima y las casas donde la mayoría comparten la vista hacia el mar da una sensación de calma y serenidad que invita al visitante a querer quedarse unos días más. Un día no es suficiente para conocer todos los secretos y curiosidades de este hermoso lugar que en verano se destaca por el florecimiento de todas sus plantas dándole una belleza sin igual y a que se le conozca también como La Isla de Flores.